No podía parar de escribir tu nombre. Me parecía tan bonito, tan único, tan tuyo. Estaba convencida de que sólo te podía quedar bien a ti. Y sólo pronunciarlo me endulzaba la boca. Lo repetía, lo repetía, no podía parar de repetirlo. Te dije que nunca me cansaría de susurrarlo, y así es, da lo mismo que se me clave una punzada en el corazón con cada letra, o que a veces no pueda evitar las lágrimas... yo, seguiré llamándote eternamente.
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Deep Blue
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